Cuento: LA HISTORIA DE UNA GOTA DE MIEL

Erase una vez un cazador que salió a cazar las fieras del bosque. Un día llego a una cueva del monte y encontró una colmena de abejas.

El cazador tomo un poco de miel y la metió en un pellejo que llevaba y, echándose a la espalda, volvió a la ciudad, seguido de su perro, al que amaba en extremo. 

Cuando llego a la ciudad, el cazador se paro en la tienda del aceitero y le ofreció la miel.

El aceitero era bastante avaro y siempre estaba temiendo que le engañaran; por eso le obligo a mostrarle la miel. El cazador vertió un poco en un jarrón, pero con tan mala fortuna que una gota se cayo en el suelo.

Atraídas por la miel acudieron enseguida varias moscas, que empezaron a sorber la gota que había caído al suelo. Pero, tras las moscas, apareció de inmediato un pájaro que, ante la sorpresa del cazador y del aceitero, persiguió a las moscas y se las trago.

El aceitero tenia un gato que era muy glotón y, cuando vio al pájaro, salió corriendo de detrás de una cortina y, en un instante se lo comió.

El perro del cazador vio al gato, no pudo contener sus instintos y, rápidamente, le ataco.

El aceitero quería mucho a su gato, el, indignado por lo que había hecho el perro, arremetió contra su dueño. Se enzarzaron en una fuerte pelea, en la que ambos contendientes cayeron al suelo rodando y luchando con rabia.

Quiso entonces la mala fortuna que el cazador y el aceitero fueran de pueblos distintos. Y al enterarse los vecinos de uno y otro pueblo de lo que había ocurrido, empuñaron las armas y corrieron a vengarse.

Ambos bandos se encontraron y no paro de actuar la espada durante mucho tiempo por culpa de aquella gota de miel que cayo en el suelo de la casa del aceitero.

¡Una guerra inútil como todas las guerras!-